El saber ser otro, el querer ser otro, el estar en otro son el raíl de la poesía. Un hueco ético que traspasa lo estético aunque, como ella diga, “la libertad ha devorado a los rebeldes”. La poesía como ese gesto que tensa el eros y el logos. Sobrevive el eros y la delicadeza: No entiende el haikú/aquel que ignora el frágil/sueño del mirlo.Saber que la naturaleza esconde un misterio. Que lo real está ahí, no para aceptarlo, sino para cuestionarlo y para revelarse: “Autorretrato:/ bajo esta piel extraña,/ ardo a lo bonzo.”
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